DATOS INTERESANTES

DATOS INTERESANTES I

¿SALVADOS POR LA SUPERSTICIÓN?
Hubo otras muchas personas relacionadas con este suceso que corrieron mejor suerte, como por ejemplo Colin McDonald, quien rechazó el puesto de segundo ingeniero a bordo del Titanic debido a una corazonada: estaba convencido de que un negro presagio se cerniría sobre la nave. También consiguió salvarse un hombre de negocios londinense, Connon Middleton, que había soñado dos noches seguidas con el hundimiento del Titanic y con los pasajeros, aterrados, nadando junto a la nave. Una visión que se produjo diez días antes de la partida y que comunicó a sus familiares y amigos con estas palabras: "Un gigantesco dedo helado pasa rozando por el flanco del barco y lo vuelca". A pesar de la angustia provocada por esa imagen, Middleton no pudo anular su pasaje hasta pasados algunos días, cuando recibió un cable de Nueva York confirmando que podía aplazar su viaje. Justo dos días antes de la partida -tal y como consta en el registro de la compañía naviera- este hombre de negocios anulaba su reserva, librándose así de una muerte segura.
Algo que también hicieron otros pasajeros, como el banquero J. Pierpont Morgan, quien, ya con el equipaje a bordo, canceló su billete alegando la excusa de tener ciertas reservas de carácter supersticioso sobre el viaje inaugural de cualquier barco.
Más aún. Una año antes de que tuviera lugar el desastre, en 1.911, se publicaba en Nueva York una obra que, bajo el título de Predicciones para 1.912, contenía todas las visiones, predicciones y profecías efectuadas por diversos videntes y astrólogos estadounidenses de la época. La más increíble de todas era la que hacía referencia a un barco inexistente (el Titanic aún no había sido construido) sobre el que se decía lo siguiente: "Un titán del mar, un coloso que se hundirá en las heladas aguas del Atlántico Norte...".
Pero de nada sirvieron las premoniciones. El mismo día de la partida del Titanic, el miércoles 10 de abril, el médium V. N. Turvey anunciaba que "un trasatlántico se perderá" y, en una carta enviada a un conocido, predecía que el hundimiento se produciría dos días después. Turvey se equivocaba, pues la catástrofe tuvo lugar ...¡cuatro jornadas más tarde!
Probablemente al mismo tiempo que se realizaban estas escogidas predicciones, se hacían otras muchas pronosticando lo contrario. Era imposible, pues, pensar en detener toda la maquinaria puesta en marcha en torno al Titanic por una corazonada o intuición. La percepción extrasensorial parece ser un instrumento válido a nivel individual, pero poco influyente a la hora de cambiar el rumbo de los acontecimientos colectivos...

PESADILLAS QUE SE HACEN REALIDAD
El hecho es que, a las 23.40 horas del 14 de abril, el costado de estribor del Titanic chocaba duramente contra un iceberg que sobresalía 18 metros sobre el mar. Al parecer, el hielo abrió una grieta de más de 100 metros de largo en el barco, aunque aún hoy siguen vigentes otras hipótesis acerca del impacto del iceberg sobre el casco. Así fue como la proa comenzó a hundirse y, a medianoche, el Titanic lanzaba un desesperado S.O.S. (fue el primer buque en utilizar la señal S.O.S. -Save Our Souls- en lugar del C.Q.D. -Came Quick Danger: Peligro, vengan rápido- que se usaba anteriormente). A las 2.20 de la madrugada, el barco se partía en dos.
A este respecto, el célebre escritor Graham Greene escribiría en su autobiografía: "La noche de abril del desastre del Titanic, cuando yo tenía 5 años, soñé con un naufragio. Una imagen del sueño ha permanecido conmigo más de sesenta años: un hombre con impermeable, doblado al lado de una escalerilla del barco bajo el golpe de una gran ola...".
Greene no fue el único en presentir el desastre. Hubo otros casos incluso más espectaculares, como el de Edith Rusell, una de las supervivientes de la tragedia. Aquella misma noche, esta mujer, mientras salvaba su vida hacinada en un bote sobrecargado y en apariencia condenado a hundirse en las heladas aguas del Atlántico, recurrió a la imagen de su hija para superar tan dura prueba. A muchos kilómetros de distancia, en Nueva York, la joven -tal y como pudo constatarse después- percibió la imagen de su madre naufragando en una bote salvavidas, tal y como estaba sucediendo en realidad.
Éstos son sólo algunos de los ejemplos más conocidos, pero es muy probable que hubiera muchos más que nadie llegó a hacer públicos.

DATOS INTERESANTES II

ESCRITO EN LAS ESTRELLAS

Quien años más tarde sí haría públicos los malos augurios auspiciados por los astros respecto a la navegación fue el astrólogo británico Dennis Elwell, que en 1.987, ante el eclipse total de Sol que iba a desarrollarse el 29 de marzo de ese mismo año, hizo "algo que nunca había hecho en mis cuarenta años de estudios de la astrología: lanzar un aviso no solicitado". Elwell escribió dos cartas a importantes compañías navieras británicas, la Cunard y la P&O. En ellas alertaba sobre "los riesgos potenciales que conllevaba el eclipse de Marzo", que -en su opinión- pondría en peligro la navegación durante un año o más. Incluso avisó de la posibilidad de eventualidades dramáticas. En su misiva indicaba que, 75 años antes, la tragedia del Titanic había tenido lugar bajo la influencia de un eclipse similar y bajo una configuración planetaria idéntica a la que estaba teniendo lugar por entonces. Porque -según explicaba- el 28 de abril de 1.911 se había producido un eclipse total y el Titanic se había hundido sólo tres días antes de iniciarse otro.
Las advertencias de Elwell a las compañías navieras cayeron en saco roto, pero, como suele suceder, el destino acudió puntual a su cita. Así, el 6 de marzo de 1.987 el Herald of Free Enterprise, un gran ferry perteneciente a una filial de la P&O, zozobró en Bélgica, acabando con la vida de 188 personas.
Por su parte, el destinatario de la carta de Elwell en la Cunard, el comodoro de la flota, estaba destinado a bordo del Queen Elizabeth II. Haciendo caso omiso de la advertencia del astrólogo, pocos meses después emprendió, como estaba previsto, un viaje proyectado para "anunciar una nueva era de la navegación verdaderamente placentera". Y, aunque en este caso no sucedió ninguna tragedia ni hubo que lamentar víctimas personales, lo cierto es que la travesía fue, según reflejaron las páginas del Times de Londres, un auténtico desastre.
Desgracias marítimas ocurren todos los años, pero a quienes conocían los avisos de Elwell les tuvo que dar que pensar el hecho de que, en Diciembre de 1.987, el atestado ferry Doña Paz se hundiera en Filipinas con más de 1.600 personas a bordo. Un siniestro que superó el "récord" de víctimas marítimas, hasta entonces ostentado por el Titanic.

DATOS INTERESANTES III

NAVEGAR EN AGUAS MALDITAS

Veintitrés años después del hundimiento del Titanic, la memoria de la trágica travesía de este buque permanecía viva en la mente del joven oficial William Reeves, que, curiosamente, había nacido en la misma noche que tuvo lugar la catástrofe. Reeves estaba encargado de llevar a buen puerto otro barco -el Titanian-, que transitaba por las mismas aguas donde naufragó el Titanic.
El oficial se encontraba en el puente de mando una fría noche de Abril mientras el Titanian atravesaba la zona maldita en el trayecto que efectuaba desde el Tyne a Canadá cuando, de repente, le invadió un presentimiento "de agobio y presión, que llegó al extremo de hacerse insoportable", tal y como explicaría posteriormente. En ese instante, y mientras gritaba "¡Peligro avante!", efectuó un brusco cambio de rumbo. Súbitamente surgió de la negra noche un enorme iceberg que no partió al Titanian gracias a la asombrosa "intuición" del joven Reeves...
Esta vez, por suerte, un presentimiento pudo salvar centenares de vidas.

DATOS INTERESANTES IV

LOS ÚLTIMOS DESCUBRIMIENTOS SOBRE EL MÍTICO "TITANIC"

En la primavera de 1.912, el buque de la Marina Real "Titanic" se desplazaba a través de las olas. Su tragedia está llena de rumores y especulaciones, ¿qué sucedió realmente aquella noche para que más de 1.500 mujeres, hombres y niños perecieran? El Titanic se llevó muchos secretos hasta su profunda última morada de descanso. Ahora una expedición científica sin precedentes trata de recrear las últimas horas del Titanic. Indicio a indicio se han estado recopilando las pruebas, la ciencia nos permite ahora ser testigo del hundimiento del Titanic. Poco a poco se van derribando los mitos sobre el Titanic y su hundimiento

ANÁLISIS METALÚRGICO
La siguiente pista acerca de la desaparición se va a extraer del fondo del océano, hoy un gran trozo de acero de Titanic será izado. Mientras la reliquia histórica se eleva sobre el Nadir todos sienten un sentimiento de admiración hacia ella. El acero del Titanic tiene su propia historia que contar tras casi un siglo de enterramiento en el fondo del mar.
La noche del desastre muchos afirmaron haber oído espantosos y estremecedores ruidos en el Titanic. Eran cientos de placas de acero desgarrándose, lo cual hacia cientos de ruidos. 
Es posible que fueran las cientos de placas desgarrándose pero para aclarar esta cuestión una de las piezas claves se dirige hacia América (EE.UU.). Para reconstruir lo que pudo haberle sucedido al acero del Titanic ha sido mandada a los Estados Unidos para que bajo la tutela de un ingeniero metalúrgico, el profesor H.P. Leily y su equipo, realizarán unas pruebas para comprobar si el acero del Titanic es especialmente quebradizo. 
Para ello se corta una pequeña muestra y se introduce en el interior de un microscopio de metales electrónico de barrido. Kevin Rampsey y Scott Miller analizan la estructura interna del acero determinando que hay muchas inclusiones, aumentando la velocidad de barrido y disminuyendo los aumentos del microscopio, determinan que en el acero del Titanic hay muchas inclusiones de perdita y ferrita habiendo muchos puntos potenciales de debilidad en el acero. También encuentran sulfuro de manganeso, siendo muy quebradizo debido a que estas impurezas crean demasiadas zonas de debilidad en el acero del famoso trasatlántico inglés.
Normalmente ese era el acero que se fabricaba a principios de siglo. 
Era un acero que se producía en pequeños lotes, quizá de 70 toneladas mientras hoy se hace en lotes de 400 ton., en nuestra época actual se trataría de un acero de muy baja calidad. 
Hoy en día nadie construiría un barco con este material. En la época en la que se construyó el Titanic nadie podría creer que esas pequeñas impurezas químicas podrían hundir al Titanic. 
Los científicos también sospechan que las muy bajas temperaturas (entre 2 y -2º Cº) hicieron que el acero se volviera aún más quebradizo. Entre los días 10 y 15 de abril de 1.912 las temperaturas fueron especialmente bajas para aquella época del año. H.P. Leilly enfría una barra de acero hasta la temperatura que el agua tenía aquella noche (1º Cº) para ser luego sometida a un fuerte y violento impacto. 
El trozo fracturado es enviado a otro laboratorio para que sea analizado por el científico Timothy Beicky, el cual expresa su emoción al colaborar en determinar las razones por las que se hundió el mítico buque. 
Las pruebas de Beicky determinan que las zonas frágiles que contenían el sulfuro de manganeso se volvieron aún más frágiles al someterlas a las bajas temperaturas del agua en aquella noche de abril de 1.912. 
El campo de fractura muestra que el 95% de la superficie de los granos metalúrgicos se encuentra agrietado y quebradizo; las líneas de fractura provienen de los puntos débiles pudiéndose ver la manera en la que afecta al comportamiento del acero estas impurezas de sulfuro de manganeso. 
El acero estaba lleno de agujeros...
La noche del desastre el acero del Titanic estaba particularmente quebradizo, respaldando esta demostración lo que muchos aquella noche oyeron. Nadie sabe con certeza lo que le sucedió al Titanic una vez que se hundió y se encaminó hacia el fondo del océano. 
Los científicos quieren saber las razones por las que la proa resultó tan poco dañada tras un impacto directo contra el suelo oceánico. Por otro lado la popa está completamente destruida, el casco está retorcido y las cubiertas destrozadas, ¿qué le ocurrió a la popa en su descenso?
No se comprende los pormenores de lo que ocurrió, la cantidad de fuerzas incurridas en este acontecimiento fue determinante. 
David Livingstone y Haskett analizan lo que le ocurrió a la proa y a la popa en su descenso. 
Creen que la proa en su descenso ya estaba llena de agua y al impactar con el fondo no se vio alterada apenas debido a la compensación de la presión (al ir llena de agua), aún conserva su forma y Livingstone cree que el lecho marino aún guarda evidencia de las razones por la que la proa llegó en esa posición final. 
Las abolladuras y el barro nos lo demuestran, la gran abolladura del lado de babor, teniendo en cuenta que en aquella zona se curvó 180º y se curvaron las placas de acero, se hundió y tendió lateralmente quedando varada en el suelo. La parte de atrás o popa debido a la cantidad de movimientos guarda apariencia caótica, cree que ésta tras empujar a la proa hacia abajo provocó su separación, la increíble presión del aire contenido en el interior de la popa provocó implosiones internas. 
Para Livingstone esto nos da muestra de cómo "aterrizó" la popa en el fondo, las hélices están extrañamente inclinadas hacia arriba y fue la parte trasera de la popa la que impactó primero con el suelo de barro duro, deteniendo en poco tiempo y originando los desperfectos normales que ello provoca tras un impacto y frenado de este tipo, soltándose todo aquello que no estuviera bien sujeto al suelo y haciendo que "botara" todas las zonas de las castigada cubierta del Titanic.
Construir el Titanic llevó dos años de trabajo a 15.000 personas, se necesitaron 25.000 Ton. de acero y sus máquinas desarrollaban 50.000 C.V. de vapor... en cuestión de minutos la Naturaleza rompió al barco más grande de su época y diseminó todas sus piezas por el fondo del océano.
Las piezas serán cartografiadas y registradas en un mapa. 
El Nautilo es modificado para esta empresa y equipado con los equipos de sonar de Paul Mazays, éste realizará antes una prueba y utilizando la tecnología informática actual tratará de crear un mapa arqueológico de la zona que ocupa casi una milla cuadrada. 
"El Titanic es muy grande, un coloso en el fondo del océano y nunca se ha realizado una investigación pormenorizada de ello", opina Paul Mazays.
Los preparativos comenzaron en la otra parte del océano, justo en las costas de Grecia, en el Mediterráneo, para probar su equipo en el barco gemelo del Titanic, el Britannic, hundido dos años después que el Titanic y en plena Primera Guerra Mundial. 
La calidad de las imágenes del sonar depende de lo que se aproxime éste al barco, el sonar envía una señal que rebota en el barco y el software realiza una imagen con la información recibida. 
En cuestión de horas el Britannic revela que yace sobre un lado en el fondo del mar. 
En las imágenes fantasmas del software se comprueban la imagen mucho mejor, además son preferibles estas aguas superficiales a otras más profundas. Mazays confirma gran parte de lo mostrado por el sonar, las barandillas de popa, la cubierta de paseo, el gran agujero producido durante su hundimiento e incluso su enorme hélice. Paul Mazays abandona Grecia con grandes esperanzas con respecto al Titanic.
Comparado con el cálido Mediterráneo el Atlántico es profundo y peligroso, además el tiempo ha comenzado a empeorar y no hay garantías de éxito en un entorno tan hostil. 
Durante su camino hacia el Titanic, Mazays prepara el software, 30 pies por encima de los restos del Titanic y en proceso que denominan "cortar el césped" se procede a cartografiar la zona y el lecho marino, una investigación detallada de la zona en 1 milla cuadrada. Surenko y Mazays una vez en la superficie pasan a cartografiar en limpio el Titanic, aparecen nítidamente en la cartografía del sonar tanto la proa como la popa y además de ello un gran trozo de casco, un tercer trozo cuya mayor parte se desintegró, ahora con unas medidas de 60 pies (20 metros) se ha registrado e incluso se cree que debajo de ella hay restos de la maquinaria del buque. Puede que posteriores reconocimientos del lugar den con la respuesta...
La información del sonar ha delimitado otras dos zonas importantes, dentro de estas dos zonas se encuentran la mayor parte de objetos del Titanic, éstos se dispersaron conforme éste se hundía y cada uno cuenta otros detalles de la historia del Titanic.
Muchos de los objetos recuperados del Titanic son enviados a Francia para proceder a su restauración, a ellos se les aplica una capa de un elemento protector. 
Por ejemplo, a la voz del Titanic, los silbatos de sus chimeneas son restaurados en este centro causando gran emoción a su restaurador. Estefan Penec pertenece a un grupo de restauradores cada uno especializado en un aspecto diferente de la restauración, éste como aventajado arqueólogo supervisa personalmente los diferentes aspectos de la restauración. 
El maestro carpintero Therry Palanc reconstruye cuidadosamente la madera de una de las brújulas del barco, cada una de los objetos es parte importante de una larga lista de venerados objetos. 
Los artesanos abordan la restauración desde un punto de vista minimalista, para ello, los objetos guardan un trozo de historia de cada acontecimiento: una figura de cerámica a la cual el agua salada ha deteriorado y quitado su brillo, el tratamiento químico y el aire está devolviendo su antiguo esplendor a esta pieza en la mano de Marie Buchard.
El complicado enrejado de los bancos de cubierta se encuentra ahora sumergido en un baño de elementos químicos, Estefan comprueba el baño para el cloruro, la principal causa de corrosión en los metales, cada objeto reacciona de forma diferente cuando son expuestos al agua de mar. 
Penec consta de una formación ecléptica a la hora de tratar los objetos del Titanic. 
Para tratar a éstos uno debe saber física, química, metodología y poder comprender el objeto en su contexto histórico y artístico, no pudiendo restaurar un objeto si no conoce su técnica. 
Como Isabel Remsoun que restaura un reloj parado el 15 de abril de 1.912.
También se recuperó una maleta del fondo del océano, Martin Plantec desprende cuidadosamente la ropa, se elimina la suciedad y el óxido de la bien doblada y guardada ropa (en su tiempo). 
Para ello esto supone un fuerte concepto de conservación, representando el deshacerla el llegar de un viaje, su propietario no lo puede hacer y ellos lo hacen en su lugar, esto supone un sentimiento muy profundo.
De todos los objetos conservados llaman la atención los del papel, por la improbabilidad de ser hallados, así ahora se tienen billetes, cartas, partituras, postales y libros, muchos de ellos recuperados porque se encontraban bien resguardados de los elementos en bolsas de cuero. 
Hoy estos escritos nos recuerdan las vidas que se perdieron en aquella tragedia marítima. En las cartas aún pueden leerse deseos, sentimientos....
Cuando se observan estos objetos se comprenden mejor quienes fueron quiénes fueron, introduciéndose mejor en las vidas y sentimientos de aquellas personas que perecieron en aquella aciaga noche.
En total se han recuperado del Titanic unos 50.000 objetos, muchos de ellos son mostrados en exposiciones a lo largo del mundo, expresando de forma íntimamente humana el recuerdo del Titanic.
El mismo Titanic puede ser considerado el último objeto pero nunca será ni rescatado ni preservado. Al contrario, de los objetos recuperados del buque, el Titanic está siendo lentamente devorado y destruido. 
En el emplazamiento del Titanic, Roy Collymore, está rescatando los frascos-trampa que puede nos den el último mensaje de lo que le depara al Titanic. Quizás nos estemos acercando a una época en la que el Titanic se está volviendo muy quebradizo y debemos averiguar el alcance de su debilidad y fragilidad.
La estructura de la herrumbre es extremadamente delicada y se recoge con un máximo cuidado. Puede que un día el Titanic se desmorone por completo. De vuelta en su laboratorio, Collymore, vuelve a su trabajo. 
Las impresiones en el resto de película muestran restos de bacterias en diferentes matices que nos muestran la activa vida que se desarrolla en el Titanic. Collymore descubre diferentes tipos de bacterias que se alimentan del barco y del hierro contenido en su frágil acero. 
Las soluciones muestran bacterias que consumen hierro y que están devorando al Titanic, configurando un complejo sistema vivo de varias especies que forman varias estructuras comunitarias de bacterias, hongos y mohos. Collymore inyecta nutrientes en un recipiente con una pieza de acero del Titanic para descubrir cómo han formado su exclusivo caparazón. 
La anatomía de la herrumbre es compleja y forman una red de conductos acuáticos que forman unas ramificaciones impresionantes. La ciencia de la herrumbre es fascinante y se extiende sobre una superficie muy grande. 
Si se extendieran 650 Ton. de herrumbre se cubriría la superficie equivalente a 23.000 millas cuadradas. 
Así que es una comunidad muy compleja sin comprender todos sus componentes. Cada trozo de hierro del Titanic extraído y analizado con sus correspondientes microorganismos llevan a Collymore a determinar que el Titanic ha sido devorado en su proa en un 20% y desde el punto de vista filosófico lo observado es inevitable y todo, absolutamente todo, se recicla...
Hoy la historia del Titanic está llegando a su final, el trasatlántico más lujoso del mundo se está desintegrando convirtiéndose en polvo y mineral de hierro. Al explorarlo concienzudamente se está recordando la tragedia.

DATOS INTERESANTES V

Edgardo Andrew, una historia inédita
POR PABLO MENDELEVICH


La presencia de un argentino en el Titanic era un dato prácticamente desconocido hasta ahora. Una investigación realizada por Clarín permitió reconstruir todos los pasos del cordobés Edgardo Andrew, el único argentino que iba en el barco. En 1911 había sido enviado a estudiar a Inglaterra. Pero al año le escribió a su enamorada a Buenos Aires diciéndole que no la podía esperar porque se iba a Estados Unidos en el Titanic.
Faltaban pocos días para que Josey, una adolescente porteña del barrio de Belgrano, viajara a Inglaterra, donde, al fin, iba a encontrarse con Edgardo. 
Ella no podía suponer que Edgardo planeaba abandonar Europa, no para volver a Córdoba sino para explorar los Estados Unidos. No la esperaría. Se lo avisó por carta.
En esa época las cartas tardaban tanto que hasta era posible recibir una de alguien que desde hacía varias semanas ya no estaba en este mundo. 
Y ése fue el caso.
A lo largo de su vida Josey nunca consiguió sacarse de la cabeza aquel párrafo de la carta que Edgardo le escribió antes de dejar Inglaterra. Y nunca en este caso quiere decir nunca, sin atenuantes: hasta su vejez cargó en su alma con las palabras de Edgardo, palabras que a ella no le causaban el gozo de saberse amada. 
La estremecían.
La carta de Edgardo, que atravesó el siglo intacta y hoy sobrevive detrás de un vidrio enmarcado, en una casa de Martínez, en la zona Norte de Buenos Aires, dice en su tercer párrafo: "Figúrese Josey que me embarco en el vapor más grande del mundo, pero no me encuentro nada de orgulloso, pues en estos momentos decearía (sic) que el Titanic estuviera sumergido en el fondo del océano".
Edgardo escribió esto en Bournemouth, sur de Inglaterra, el 8 de abril de 1912. Cuatro días más tarde él iba a estar en el fondo del océano junto con el Titanic.
Una investigación realizada por Clarín en la Argentina, Gran Bretaña y Estados Unidos, en especial apoyada en fuentes familiares y en estudiosos del Titanic, permitió reconstruir en detalle, por primera vez, la vida de Edgardo Andrew, cuya participación en el legendario naufragio pasó casi inadvertida en su propio país durante 86 años.
Edgardo Andrew nació en la estancia El Durazno, en el sur de Córdoba, el 28 de marzo de 1895. 
De modo que en 1911, cuando su madre lo despidió en la estación ferroviaria de Río Cuarto, tenía apenas 16 años, uno más que Josefina Cowan, la inspiradora de la extraña premonición, a quien en la familia llamaban Josey.
"No puede imaginarse cuánto siento el irme (de Inglaterra) sin verla", le escribió. Sólo se tuteaban cuando estaban juntos.
Ambos eran hijos de inmigrantes ingleses. Los Andrew se habían radicado en el sur cordobés hacia 1860. Los Cowan poco después, en lo que hoy es Belgrano.
Edgardo, igual que sus siete hermanos, igual que Josey, ya a los 16 años viajaba solo a Inglaterra a conocer el país de los padres (los Andrew eran de Whitby, la pequeña ciudad portuaria de Yorkshire en la que el capitán James Cook construyó los toscos barcos que en el siglo XVIII le permitieron hacer su famoso viaje alrededor del mundo) y a estudiar. 
En su medio era algo más o menos común ir a estudiar a Inglaterra, y para esto no era necesario pertenecer a la clase alta. Allá estaban rodeados de primos y tías.

Así es el mundo
"Muy bien sé que la noticia de mi partida será muy dura, pero paciencia, así es el mundo", le dijo Edgardo a su enamorada antes de embarcarse en el Titanic, aunque no se sabe en qué orden Josey recibió las buenas y malas noticias aquel 1912: la carta con confesiones sentimentales de Edgardo, el hundimiento del Titanic y la certidumbre familiar de que él, el único argentino que iba en el barco, era una de las 1.517 víctimas de la mayor catástrofe naval en tiempos de paz.
Una viuda adinerada había torcido el destino de Edgardo. 
Su hermano mayor, Silvano Alfredo (quien prefería que le dijeran Alfredo), había sido el primero de los Andrew en dejar la estancia para estudiar en Inglaterra. 
Pasó un año en Whitby y más de seis años en Stockton, en cuyo Instituto Técnico estudió ingeniería naval y se convirtió en un experto constructor de barcos. Cuando volvió a Buenos Aires ingresó en la Marina.
En 1911, Alfredo, que entonces tenía 28 años, fue enviado a Estados Unidos, a pedido del almirante Manuel Domecq García, para inspeccionar la construcción de barcos de guerra argentinos. Primero, en Quincy, Massachusetts, donde se fabricaba el buque Rivadavia. Después, en Nueva Jersey, donde se construía el acorazado Moreno (mientras en Belfast la White Star Line estaba terminando el Titanic). 
Pero en 1912 se enamoró de una viuda rica, muy rica, bastante mayor que él, llamada Harriet Fisher, de cuya mano abandonaría después la carrera militar y la ciudadanía argentina para destacarse como ejecutivo en la industria mecánica, más precisamente como director de la firma Fisher & Norris Anvil Works, que era proveedora del Departamento de Defensa de los Estados Unidos.
Alfredo no sólo invitó a su hermano Edgardo -a quien le llevaba 12 años- a su casamiento en Trenton, Nueva Jersey, sino que le escribió convidándolo con la nueva fortuna. 
En la compañía de "su prometida Mrs. Fisher" había lugar para otro Andrew. Edgardo pensó que al lado de Alfredo, al que admiraba, iba a aprender más de ingeniería naval que en los rígidos institutos ingleses. 
Es probable que también haya soñado con hacer en Estados Unidos una vida más holgada, que no lo atara a las remesas que su padre, Samuel Andrew, administrador de la estancia El Durazno, le giraba con escasa frecuencia desde Río Cuarto.
El destino de Edgardo se torció por la aparición de la viuda rica pero, en realidad, lo que habilitó su ingreso en la tragedia fue una huelga del gremio del carbón. Su pasaje a Nueva York en el buque Oceanic, que iba a zarpar el miércoles 17 de abril se convirtió en un papel inútil cuando supo que la White Star Line había cancelado el viaje. Como la expectativa mundial no hacía recomendable que se demorara la salida del Titanic y el carbón no llegaba a Southampton, la compañía naviera utilizó todo el combustible que tenía en otros buques y lo concentró en la estrella del momento. 
Por eso el Oceanic, el Majestic y el New York (con el cual casi choca el Titanic al zarpar) se quedaron en el puerto, inertes.
Al Oceanic, irónicamente, le iba a tocar recoger del mar, un mes más tarde, el bote salvavidas número 14 del Titanic, el último, que estaba a la deriva con tres cadáveres.
Edgardo fue a las oficinas de la White Star Line y cambió su boleto para el Titanic, mucho más caro. 
No fue el glamour ni la aureola legendaria que en Buenos Aires como en todo el mundo ya tenía el inmenso "paquebote" lo que motivó a Edgardo a convertirse en protagonista de ese viaje inaugural. 
Ni siquiera su vocación personal y el parentesco con la ingeniería naval, materia que florecía en todos los comentarios sobre el Titanic, sea por su inapelable sello de "inhundible" o por sus dimensiones inéditas.
A Edgardo al principio le incomodó adelantar una semana la partida. Después, en algún momento, se asumió como pasajero del Titanic, que no era lo mismo que ser pasajero de cualquier barco.
Su ecuación era clara: Estados Unidos era una meta deslumbrante, impostergable, y no ver a Josey le resultaba pesado, quizá más que las 46 mil toneladas ancladas frente a él en el muelle de Southampton que fascinaban a la multitud, esa mole de casi tres cuadras de largo a la que él, en una declaración de amor escalofriante, había osado imaginar hundida.
Edgardo se asumió como pasajero del Titanic y como miembro de la clase media, la incipiente clase media argentina. 
Desechó la tercera clase, ni pensó en la primera, y pagó las 12 libras que le exigieron por su cucheta (ida sola, dicho esto sin intención) en la segunda clase: para él un dineral. Eran 60 dólares de entonces (hoy serían diez veces más), en tiempos en que un camarero del Titanic ganaba 3 libras y 15 peniques por mes y el capitán del barco, E. J. Smith, 105 libras mensuales (unos 6.000 dólares de ahora), aunque en el caso de Smith abril iba a ser el último mes; después vendría la jubilación.

DATOS INTERESANTES VI

"EN EL TITANIC VIAJABA UN MISTERIOSO PASAJERO"
LA MOMIA DE UNA SACERDOTISA EGIPCIA

La tragedia del "Titanic", es algo ya tan conocido y recreado en el cine, que parece que todos hubiéramos participado y padecido un poco de aquella experiencia. Pero, ahí va un dato más sobre lo ocurrido en aquella trágica noche del 14 de abril de 1912, en las frías aguas del Atlántico Norte.
Durante la travesía Southampton - Nueva York, se hundió el más hermoso, grande y rápido trasatlántico construido hasta entonces, el "Titanic". El buque considerado como algo insumergible, terminó en el fondo del Atlántico, tras colisionar con un iceberg. Algo inexplicable para muchos. El caso es que el "Titanic" dejó de ser una hermosa realidad y entró en la historia y... en la leyenda. Y como sucede en todas ellas, empezaron a esgrimirse teorías, algunas quizás, demasiado fantásticas. ¿Pero se puede decir algo nuevo sobre el hundimiento del aquel coloso de los mares?. ¡Tal vez sí! ¡Veamos!
En él, viajaban más de 2.000 pasajeros, 40 toneladas de papas, 12.000 botellas de agua mineral, 7.000 sacos de café, 35.000 huevos y algo que quizás ustedes desconocían...... "una momia egipcia".
Leyeron bien. Lord Canterville transladaba una momia de Inglaterra a Nueva York. Se trataba del cuerpo embalsamado de una pitonisa muy respetada en los tiempos de Amenofis IV, también conocido por Akenatón. Esta momia femenina estaba provista de los adornos y amuletos de rigor. Debajo de su cabeza había sido introducido un amuleto con la figura de Osiris y la siguiente inscripción: "Despierta de tu postración y la mirada de tus ojos triunfará, sobre todo cuanto se haga contra ti".
Al relatar esto, no queremos afirmar que la causa del hundimiento del trasatlántico fuera debida a una especie de "maldición de los faraones", pero resulta curioso, que dicha momia que era transportada en una caja de madera, no fue depositada en las bodegas del "Titanic", que era el sitio lógico de su ubicación, sino detrás justamente del puente de mando, muy cerca del capitán.
En la larga historia de las excavaciones egipcias, aparecen relatos que nos inducen a pensar que muchos investigadores que han tenido contacto con momias, han dado claras muestras de perturbación mental. Investigaciones posteriores han parecido confirmar el origen de estos sucesos en causas naturales, descartando cualquier tipo de explicación más fantástica. Pero recordemos: "Despierta de tu postración y la mirada de tus ojos triunfará". Habiendo estado situada en la travesía, detrás justo del puesto de mando, hasta casi sentimos una especie de escalofrío.
¿Fue el capitán Smith, víctima de los influjos de aquella momia?. ¿Fue víctima de la maldición de los faraones?. Seguramente muchos de ustedes consideraran un tanto excesivo el anterior interrogante. Y probablemente sea así, y el naufragio de aquel coloso de los mares simplemente se debió a desgraciadas coincidencias. Pero, el capitán Smith, desempeñó en la catástrofe un misterioso papel. Smith era un marino intachable y de gran experiencia. De lo contrario no se le hubiera dado el puesto. Pero aquel 14 de abril de 1912, su actuación no pudo ser más extraña y desacertada. El trazado del rumbo, la excesiva velocidad del navío, su actitud autoritaria ante la petición de botes salvavidas, y el retraso con que dio a conocer su plan de salvamento, son detalles cuando menos desconcertantes.
Dejémoslo así. El resto de la historia ya la sabemos. El "Titanic" se fue al abismo. Con él, arrastró muchas vidas humanas ... y a su extraña pasajera. Y el misterio, "si lo hubo", se hundió también para siempre.